Hay momentos que no
queremos que se acaben e irónicamente el tiempo transcurre de manera veloz,
anhelamos la eternidad en dichos momentos… pero los anhelos quedarán en el
viento. Los mejores momentos están destinados a ser fugaces y no eternos… sin saber
el porqué, es lo que nos toca aceptar, y tal vez así extrañamos más y nos
aburrimos menos.
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